Mientras subíamos, yo saltando ágilmente por las piedras, el Hambriento líder de cuatro patas, siguiéndome cada vez más de lejos, los otros Hambrientos corrieron apurados para que no me escapara por el otro lado... yo había pensado en eso, pero, claro, al ver que me lo impedirían, qué costaba hacer de cuenta que jamás había pensado en eso?

Paré y vi al Hambriento líder, casi cayendo... y si lo matara? No digo por hambre, digo por matarlo, nomás... con seguridad era el más fuerte.

No, si lo matase, no saldría vivo de la montaña, y mi muerte no sería rápida.