Somos evoradores porque noestros ojos ven mejopr a la noche, nuestros movimientos no son oídos, podemos permanecer horas en la misma posición y porque nuestro olfato no siente sólo olores sino sentimientos.
Conocemos, amamos y dependemos para sobrevivir de presas, y por eso andamos en hordas, pero reducidas pues no conseguimos comida para todos.
Nuestra mirada comunicativa transfiere nuestros sentimientos y pensamientos de uno para el otro, y así es que nuestros ataques son tan calculados y fulminantes.
´Descubrimos que la muerte puede olerse. Este es nuestro mejor y más noble conocimientos, que nos abre las puertas a los sentimientos de las víctimas que estamos a perseguir.
Nuestra paciencia tiene un limite muy pobre, y el sol nos perturba la cazada, por eso la hora ideal es a la noche, principalmente antes del amanecer.