Era obvio para mí, pues el resto de posibles presas había huído durante la cazada, pero no era obvio a los Hambrientos, que no tenía ni la más rudimentar experiencia de caza.
Pero aprendieron conmigo, pues eran muchos y precisaban de carne.
Mientras los Devoradores andamos en grupos de hasta cinco, y comemos tres a cuatro días con lo que cazamos (para pasar hambre otros cuatro, últimamente), los Hambrientos son mucho más
comilones,
y su horda debería ter unos cuarenta miembros, sin contar diez o doce niños.